"Después de veintitantos años pegando patadas a un balón, caminaba sin rumbo y a buen ritmo cuando noté un chasquido y un giro incontrolable. Era la rodilla derecha. Caí al suelo. Me operaron y durante el periodo de recuperación, nuevamente caminaba cuando esta vez fue la izquerda pero con mayor intensidad. Soy una especie de cojo sin cojera. Un puto cromo".
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